Parte primera: El discernimiento
Dios da a sus hijos el don de discernimiento. Discernir significa básicamente separar una cosa de otra para entender lo que es verdad de lo que no lo es, aunque lo parezca. Dice la Palabra: …el espiritual juzga todas las cosas…nosotros tenemos la mente de Cristo (1 Corintios 2: 15, 16). Discernir en el Espíritu, es siempre una obra de revelación del Espíritu al creyente verdadero.
La sabiduría
No obstante, además del discernimiento en sí, el creyente necesitará ser cada más lleno de sabiduría. La verdadera sabiduría es la puesta en marcha del conocimiento según la voluntad de Dios. Si no se tiene, hay que pedirla. Dice así la Palabra: 5Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada (Santiago 1: 5). Se nos promete adquirir sabiduría.
En estos tiempos finales hay que discernir más que nunca
Volviendo al tema del discernimiento: ¿Por qué nos es tan necesario discernir?, porque dados los tiempos, cuando más nos acercamos al final de esta dispensación, el enemigo trabaja más con el fin de engañar si fuere posible aun a los escogidos (Mateo 24: 24). Dice Judas: Vosotros, amados, tened memoria de las palabras que antes fueron dichas por los apóstoles de nuestro Señor Jesucristo; 18los que os decían: En el postrer tiempo habrá burladores, que andarán según sus malvados deseos (Judas 17, 18). Judas se estaba refiriendo a Pablo, cuando dijo: 1Pero el Espíritu dice claramente que en los postreros tiempos algunos apostatarán de la fe, escuchando a espíritus engañadores y a doctrinas de demonios (1 Timoteo 4: 1)Añade Pablo: También debes saber esto: que en los postreros días vendrán tiempos peligrosos. 2Porque habrá hombres amadores de sí mismos, avaros, vanagloriosos, soberbios, blasfemos, desobedientes a los padres, ingratos, impíos, 3sin afecto natural, implacables, calumniadores, intemperantes, crueles, aborrecedores de lo bueno, 4traidores, impetuosos, infatuados, amadores de los deleites más que de Dios, 5que tendrán apariencia de piedad, pero negarán la eficacia de ella; a éstos evita (2 Timoteo 3: 1-5).
Vemos aquí que se trata de presuntos cristianos, pero que por su fruto llegan a mostrar que no lo son de verdad, o al menos, que están sumamente engañados. Por todo ello, nos será imprescindible discernir.
El diablo sabe que le queda poco tiempo. Ahora más que nunca es cuando la Iglesia de Jesucristo debe sacudirse todo polvo de ingenuidad de encima, y ser más sabia y prudente que nunca. Acordémonos de las palabras de Jesús: 16He aquí, yo os envío como a ovejas en medio de lobos; sed, pues, prudentes como serpientes, y sencillos como palomas (Mateo 10: 16)
Los colaboradores de Dios, y los colaboradores del diablo
Así como Dios tiene Sus colaboradores, tal y como leemos a continuación de parte del apóstol Pablo: 9Porque nosotros somos colaboradores de Dios, y vosotros sois labranza de Dios, edificio de Dios (1 Corintios 3: 9), el diablo emplea a sus colaboradores humanos también para intentar engañar y seducir al verdadero pueblo de Dios. Leemos en 2 Corintios 11: 13-15) … falsos apóstoles, obreros fraudulentos, que se disfrazan como apóstoles de Cristo. 14Y no es maravilla, porque el mismo Satanás se disfraza como ángel de luz. 15Así que, no es extraño si también sus ministros se disfrazan como ministros de justicia; cuyo fin será conforme a sus obras. Estos, a través del engaño, pueden llegar a infiltrarse entre el pueblo de Dios para frenar la obra de Dios.
Lamentablemente, muchos, a causa de su falta de rectitud de corazón, son usados por el diablo sin darse cuenta realmente de que eso es así.
1. La unidad del Espíritu
El espíritu que debe prevalecer entre los cristianos es el de la verdadera UNIDAD, es lo que la Biblia llama: La unidad del Espíritu. Dice así la Palabra: Yo pues, preso en el Señor, os ruego que andéis como es digno de la vocación con que fuisteis llamados, 2con toda humildad y mansedumbre, soportándoos con paciencia los unos a los otros en amor, 3solícitos en guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz; 4un cuerpo, y un Espíritu, como fuisteis también llamados en una misma esperanza de vuestra vocación… (Efesios 4: 1-4).
Existe un mandamiento de parte de Dios para nosotros, que es el de GUARDAR LA UNIDAD DEL ESPÍRITU SANTO, ya que somos un solo cuerpo, y esa es nuestra vocación, es decir, nuestro llamamiento.
¿Cuál sería entonces el espíritu contrario al de la UNIDAD? Evidentemente, el de la DIVISIÓN.
2. El espíritu de división
La manera más sencilla de frenar la obra de Dios, es trayendo DIVISIÓN al Cuerpo de Cristo. Esta DIVISIÓN, que es la obra del diablo, la transmiten, ¿quiénes?
No la gente declaradamente del mundo.
No la persecución desde afuera.
¿Quién entonces?: Aquellos que aparentan lo que es, pero no lo son. Aquellos que se dicen cristianos, pero no viven lo que dicen ser; ¡no todo es oro lo que reluce! La epístola de Judas nos hace unos sabios comentarios al respecto: 3Amados, por la gran solicitud que tenía de escribiros acerca de nuestra común salvación, me ha sido necesario escribiros exhortándoos que contendáis ardientemente por la fe que ha sido una vez dada a los santos. 4Porque algunos hombres han entrado encubiertamente, los que desde antes habían sido destinados para esta condenación, hombres impíos, que convierten en libertinaje la gracia de nuestro Dios, y niegan a Dios el único soberano, y a nuestro Señor Jesucristo (Judas 3, 4).
Estas personas que menciona Judas, a propósito entran en el seno de la Iglesia para hacer el daño que Satanás les envía a hacer. No obstante, existen otros que no lo hacen a sabiendas, y sin embargo, son instrumentos del enemigo también para intentar destruir aquello que nos es vital en nuestra fe: La unidad en el Espíritu.
A. Los divisionarios
El apóstol Pablo hace una clara advertencia a todos aquellos que son divisionarios. Leemos en 1 Corintios 3: 16, 17 ¿No sabéis que sois templo de Dios, y que el Espíritu de Dios mora en vosotros? 17Si alguno destruyere el templo de Dios, Dios le destruirá a él; porque el templo de Dios, el cual sois vosotros, santo es. ¿Por qué hablaba así Pablo?, porque en la iglesia de los corintios existía ese espíritu de división. Algunos de esos divisionarios lo eran debido a su extrema inmadurez; otros, porque buscaban lo suyo propio. Veámoslo:
1 Los inmaduros:
1De manera que yo, hermanos, no pude hablaros como a espirituales, sino como a carnales, como a niños en Cristo. 2Os di a beber leche, y no vianda; porque aún no erais capaces, ni sois capaces todavía, 3porque aún sois carnales; pues habiendo entre vosotros celos, contiendas y disensiones, ¿no sois carnales, y andáis como hombres? 4Porque diciendo el uno: Yo ciertamente soy de Pablo; y el otro: Yo soy de Apolos, ¿no sois carnales? (1 Corintios 3: 1-4)
Los cristianos inmaduros, manifiestan su inmadurez a través de:
Los celos (envidias)
Las contiendas (peleas, discusiones, desavenencias)
Las disensiones (oposición entre varios sujetos, riñas)
Dice Santiago: 13¿Quién es sabio y entendido entre vosotros? Muestre por la buena conducta sus obras en sabia mansedumbre. 14Pero si tenéis celos amargos y contención en vuestro corazón, no os jactéis, ni mintáis contra la verdad; 15porque esta sabiduría no es la que desciende de lo alto, sino terrenal, animal, diabólica. 16Porque donde hay celos y contención, allí hay perturbación y toda obra perversa (Santiago 3: 13-16)
No son malos a propósito; son inmaduros, todavía llevados por los patrones de su antigua vida en algún modo. Necesitan dejar atrás su antigua manera de pensar (Romanos 12: 1, 2) y liberarse de todos esos espíritus inmundos que les han acompañado a lo largo de toda su vida (Marcos 16: 17).
2 Los que buscan lo suyo:
¡Qué terrible error es aquel en el que están esos que, en las cosas de Dios, buscan lo suyo propio! ¡Qué terrible contradicción!... ¿Cómo se puede buscar lo que es de Dios, buscando lo de uno?…y no obstante, así es. Dice Pablo dirigiéndose a esos que así procedían en la iglesia de Corinto: algunos están envanecidos, como si yo nunca hubiese de ir a vosotros. 19Pero iré pronto a vosotros, si el Señor quiere, y conoceré, no las palabras, sino el poder de los que andan envanecidos. 20Porque el reino de Dios no consiste en palabras, sino en poder. 21¿Qué queréis? ¿Iré a vosotros con vara, o con amor y espíritu de mansedumbre? (1 Corintios 4: 18-21)
B. La clave para ser un divisionario
El divisionario que busca lo suyo propio, tiene algo que le puede incluso diferenciar del divisionario que lo es por simple inmadurez: Un corazón no recto. Esa es la clave para ser un perfecto divisionario. Pablo dice al respecto: mas los malos hombres y los engañadores irán de mal en peor, engañando y siendo engañados (2 Timoteo 3: 13). Nótese en el contexto, de que Pablo está hablando, no de los incrédulos, sino de los creyentes. EL QUE ENGAÑA, ES ENGAÑADO
¿Por qué engaña si se dice cristiano?, porque tiene un corazón no recto; ¿por qué?, porque busca lo suyo propio, no lo que es del Señor. Estas son personas que no han rendido de verdad sus vidas al Señor Jesucristo. Estas personas viven en el espíritu de Saúl, el primer rey de Israel, el cual buscó lo suyo a lo largo de su vida como rey, y nunca lo de Dios de veras. Al tener un corazón lleno de engaño, son a su vez engañados, e incluso llegan a creer sus propios engaños. Estas personas serán siempre usadas por el diablo para traer DIVISIÓN a la Iglesia, llevadas por el espíritu de división. Ese espíritu, es en realidad la obra conjuntada de un sinfín de demonios especializados, y con una meta a conseguir: La división en el cuerpo de Cristo.
En una próxima sesión veremos más de cerca, analizando algunos personajes de la Biblia, más acerca el espíritu de división y de los divisionarios.
Resumen:
Nos es imprescindible discernir, dados los tiempos que corren.
Así como Dios tiene sus colaboradores, el diablo tiene los suyos, y muchos de ellos, ni siquiera se aperciben de ello.
Así como los verdaderos cristianos deben ser solícitos en guardar la unidad del Espíritu, los falsos cristianos hacen lo contrario, trayendo división a la iglesia.
El espíritu de división no viene de afuera de la iglesia, sino de adentro.
Existen dos tipos de divisionarios, los inmaduros, y los que buscan lo suyo propio.
El divisionario que lo es, porque busca lo suyo propio en las cosas de Dios, tiene un problema de corazón: Éste no es recto y guarda engaño dentro de él.
Estas personas serán siempre usadas por el diablo para traer DIVISIÓN a la Iglesia.
Preguntas:
¿Cuánto amas tú a Dios, para ya no plantearte más el buscar lo tuyo propio, sino lo que es exclusivamente de Él?
¿Qué deberemos hacer para crecer en madurez, y así dejar todo planteamiento carnal?.
¿Estoy luchando contra el espíritu de división?
¿Estoy haciendo todo mi esfuerzo para mantener la unidad en mi Iglesia?
No hay comentarios:
Publicar un comentario