miércoles, 13 de julio de 2011

Buscando la Recompensa de Dios

Mateo 6:1-4, No dar para ser vistos de los hombres



Introducción.

A. En el cap. 6 Jesús sigue explicando la justicia que es mayor que la de los escribas y fariseos. Jesús les acusa de hipocresía (Mat. 23) en su servicio a Dios. Debemos escuchar con atención tales advertencias.

B. Mat. 6:1-18 se dirige al propósito de servir y adorar a Dios. ¿Qué nos mueve? ¿Por qué servimos a Dios? ¿Para ser vistos de los hombres?

C. Jesús siempre tenía que enseñar sobre la cuestión del propósito la sirve a Dios. Continuamente estaba rodeado de multitudes, pero ¿por qué le buscaban? ¿para obtener panes y peces? ¿con propósito político? ¿por curiosidad? ¿Cuántos de los que le seguían eran sinceros?

D. El mismo problema existe hoy en día. ¿Por qué asiste la gente a alguna iglesia? ¿con fines sociales? ¿para divertirse? ¿porque les gusta a ellos los miembros o el predicador? ¿habrá ventajas económicas? ¿para agradar a la familia? ¿para apaciguar la conciencia? ¿para adorar a Dios en espíritu y en verdad?

E. La Biblia no solamente nos enseña lo que debemos hacer, sino también nos enseña los propósitos con los cuales debemos obedecer. Si no obedecemos con propósito correcto, nuestra obediencia no es aceptable a Dios.

F. Por lo tanto, debemos examinarnos con cuidado (2 Cor. 13:5), porque no basta con ofrecer el servicio y culto a Dios que son correctos en cuanto a forma, sino que también debemos servir y adorar a Dios con corazón limpio (Mat. 5:8; Jn. 4:24).

I. Mateo 6:1, "Guardaos de hacer vuestra justicia delante de los hombres, para ser vistos de ellos". "Cuidaos de no practicar vuestra justicia delante de los hombres para ser vistos por ellos" (BAS).

A. Mat. 5:16, "Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos". Alumbramos nuestra luz cuando hacemos buenas obras. La gente se da cuenta de lo que hacemos. Pero el propósito nuestro es para que Dios sea glorificado.

B. Pero el propósito de los hipócritas era distinto. Aunque profesaban ofrecer servicio a Dios, en realidad querían obtener gloria para si mismos, y no para Dios. En esto eran falsos ("hipócritas"). Querían llamar la atención de la gente a su acto de dar a los pobres, que la gente se diera cuenta de la generosidad de ellos. Querían ser "alabados" por la gente (que la gente dijera, "¡Qué generosos y piadosos son estos hombres!"). La recompensa que buscaban era el honor, la admiración y la alabanza de la gente. Profesaban servir a Dios, pero no buscaban la aprobación de Dios.

C. Juan 5:44, "¿Cómo podéis vosotros creer, pues recibís gloria los unos de los otros, y no buscáis la gloria que viene del Dios único". Este texto describe perfectamente la actitud de los "hipócritas" (Mat. 6:2).

D. Gál. 1:19, Pablo no tenía esa actitud. "Pues, ¿busco ahora el favor de los hombres, o el de Dios? ¿O trato de agradar a los hombres? Pues si todavía agradara a los hombres, no sería siervo de Cristo". Es probable que los oponentes de Pablo le acusaban de querer congraciarse con los hombres, pero Pablo era el esclavo de Cristo. Dijo, "De aquí en adelante nadie me cause molestias; porque yo traigo en mi cuerpo las marcas del Señor Jesús" (Gál. 6:17). Como el esclavo llevaba el nombre y el emblema de su dueño grabados en su cuerpo a hierro candente, así también las cicatrices en el cuerpo de Pablo daban evidencia viva de sus sufrimientos por Cristo. Era prueba convincente de que Pablo era el esclavo de Cristo. Siendo tan obviamente el esclavo de Cristo, ¿cómo, pues, podía servir a los hombres y buscar el favor de ellos?

II. Mateo 6:2, "Cuando, pues, des limosna, no hagas tocar trompeta delante de ti, como hacen los hipócritas en las sinagogas y en las calles, para ser alabados por los hombres". (No solamente querían ser "vistos", sino también "alabados").

A. La "trompeta" se refiere a cualquier medio de publicidad (ahora sería el periódico, la radio, etc., o el mismo púlpito).

B. Jesús se refiere en Mat. 6:1-18 a tres servicios (ayudar al necesitado, orar, y ayunar), pero lo que El dice aquí tiene aplicación en todo nuestro servicio a Dios.

C. Nunca termina este problema, porque hay peligro para todos los que ofrecen servicio a Dios. Por ejemplo, en las publicaciones de los hermanos liberales hay listas de los que contribuyen a sus instituciones, escuelas, asilos para niños o para ancianos, casas de publicación, y a varias iglesias patrocinadoras. Aun tienen categorías de reconocimiento ("clubs" de contribuyentes), según la cantidad de las ofrendas. Las escuelas para predicadores contribuyen mucho a este mal. Los egresados llevan títulos (por ejemplo, "Misionero", véase Mat. 23:7, 8) y "cartones" (diplomas) que los elevan sobre los demás. Ya son predicadores profesionales. Es probable que un día se llamen "Reverendo", como ya se practica entre las denominaciones (1 Sam. 8:5).

D. Sin embargo, es necesario que también los que nos oponemos a estas innovaciones estamos en peligro. Hay gran peligro de que los ancianos, diáconos, maestros, directores de cantos como también los miembros que cantan bajo su dirección, y sobre todo, los predicadores caigan en este error. Es fácil caer en la tentación de predicar, orar, cantar, etc. para impresionar a los miembros, y para que nos alaben. Hay miembros de la iglesia que alaban mucho a los directores del culto (al director de los cantos, al predicador, aun al hermano que dirige la oración) y ¿qué hermano rechaza las palabras de alabanza? Hay peligro de que nos engañemos diciendo, "Quiero que me aprecien", cuando en verdad simplemente queremos nuestra "recompensa" (ser alabados por ellos).

III. Mateo 6:2, "De cierto os digo que ya tienen su recompensa".

A. La recompensa es una gran motivación para todos. ¿Quién no busca la recompensa? Aunque la salvación es por gracia, Cristo habla mucho de la recompensa que nos espera (Mat. 5:1-12; 10:41; 25:34-46, etc.). A muchos "Evangélicos" no les gusta hablar de recompensa. Insisten en que la salvación es por "la gracia sola", y no se sienten muy cómodos cuando hablan de recompensa. Les parece un poco conflictivo, porque creen que la recompensa tiene que ver con merecer la salvación, Pero no hay ningún problema para los que predican el evangelio verdadero. Hay castigo para los injustos, y hay recompensa para los justos.

B. Sin embargo, algunos quieren su recompensa ahora; por eso, quieren ser alabados por los hombres. Dice Jesús, "ya tienen su recompensa". Ya son pagados; ya han recibido la totalidad de su pago. No reciben solamente la mitad de su recompensa ahora, para esperar la otra mitad de Dios en el día final, porque no habrá "otra mitad" de recompensa. Compárese Luc. 6:24, "Mas ¡ay de vosotros, ricos! porque ya tenéis vuestro consuelo!" Como dijo Padre Abraham al rico (Luc. 16:25), "Hijo, acuérdate que recibiste tus bienes en tu vida", es decir, ya recibió todo.

C. Si profesamos servir a Dios, pero con los ojos puestos en los hombres (para ser alabados por ellos), estamos sirviendo a los hombres, y los hombres tienen que pagarnos. Cuando ellos nos alaban, ya estamos pagados.



D. Si buscamos la alabanza de los hombres, Dios no nos pagará porque no le estamos sirviendo a El. Hacemos burla de Dios si profesamos servirle cuando el corazón está en la recompensa de los hombres. Dios solamente recompensa a los que le sirven a el "en secreto" (es decir, un servicio sincero de corazón singular que es para agradar a Dios y no a los hombres).

E. La recompensa que se recibe de los hombres no se puede comparar con la recompensa de Dios porque la recompensa de los hombres no es confiable. Es muy caprichosa, porque los hombres son inconsecuentes, inconstantes, no confiables, y cambiables. Lo que les agrada hoy no les agrada mañana. Recuérdese el ejemplo de la alabanza que Jesús recibió durante la entrada triunfal (Mat. 21:9). Al entrar Jesús en la ciudad algunos decían "Hosanna al Hijo de David! pero durante la misma semana algunos decían "¡Sea crucificado!" (Mat. 27:22). Pablo fue alabado (adorado) por los de Listra, pero en poco tiempo fue apedreado por los mismos (Hech. 14:11, 19). Así es la alabanza de los hombres. Por lo tanto, los que buscan su recompensa ahora, es decir, quieren ser alabados por los hombres, pueden perder su recompensa aun ahora, como también después.

IV. Mateo 6:3,4 "Mas cuando tu des limosna, no sepa tu izquierda lo que hace tu derecha, para que sea tu limosna en secreto, y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público". (La Biblia de las Américas omite las palabras "en público" en los vers. 4, 6, 18. No aparecen en los manuscritos más antiguos y confiables).

A. "Tu izquierda ... tu derecha". Recuérdese que Jesús habla del corazón, del propósito de la persona que sirve a Dios. La mano izquierda no tiene su propia mente. Muchas veces Jesús emplea lenguaje figurado para dar más énfasis a cierta enseñanza.

B. No perdemos la recompensa de Dios simplemente porque otros saben de nuestras buenas obras. No hay pecado en que otros sepan de nuestra obediencia a Dios. Por lo contrario, Mat. 5:16 dice que cuando otros observan nuestras buenas obras glorifican a Dios. El Nuevo Testamento publica la obediencia de varias personas en Hechos de los Apóstoles, y publica las buenas obras de varias personas: Mar. 12:41-44; Hech. 9:36-39; Rom. 16:1,2; 1 Cor. 16:15,16, etc. Por lo tanto, sabemos que no es malo que otros sepan de nuestras buenas obras. Tampoco es malo que nosotros alabemos las buenas obras de otros. En la iglesia, en el hogar y en otras relaciones y actividades podemos alabarnos los unos a otros sin pecar y sin buscar la gloria el uno del otro. Sin embargo, tantos los que alaban como los que se alaban deben tener mucho cuidado del corazón, para que la gloria sea para Dios. ¿Por qué alabó Pablo a ciertas iglesias e individuos? (1 Cor. 16:15, 16; 2 Cor. 8:1, 11). Para estimularnos a imitar las buenas cualidades y buenas obras de los fieles.

C. Pero recuérdese que siempre hay mucho peligro cuando alabamos los unos a los otros. Debemos examinarnos constantemente (1 Cor. 11:31; 2 Cor. 13:5) y siempre buscar la aprobación (y recompensa) de Dios en lugar de la recompensa de los hermanos. Debemos preguntarnos con toda sinceridad, "¿Por qué voy a las reuniones de la iglesia? ¿Por qué predico? ¿Por qué quiero dirigir los himnos? etc. Está bien que otros nos alaben, pero ¿cómo nos afecta tal alabanza? Lo importante es que nosotros sirvamos al Señor y no a los hombres. Véanse Efes. 6:5-9; Col. 3:23-25.

D. El Padre nos recompensará. El lleva las cuentas y sabe todo, aun los pensamientos del corazón. Heb. 6:10, "Porque Dios no es injusto para olvidar vuestra obra". Ecles. 12:14, "Porque Dios traerá toda obra a juicio, juntamente con toda cosa encubierta, sea BUENA o sea mala".

E. Las bienaventuranzas. Después de cada una de las bienaventuranzas, Jesús promete una bendición ("verán a Dios", "vuestro galardón es grande en los cielos", etc.).

F. Rom. 2:16, "en el día en que Dios juzgará por Jesucristo los secretos de los hombres, conforme a mi evangelio".

martes, 24 de mayo de 2011

Rompiendo Las Maldiciones Parte No 1.

El que practica el pecado es del diablo, porque el diablo peca desde el principio. Para esto fue manifestado el Hijo de Dios: para deshacer las obras del diablo. 1 Juan 3:8.


A veces hay problemas en nuestras vidas, familias e iglesias que resisten cualquier respuesta natural o espiritual, y no sabemos el porque. Si pasa esto en tu vida siempre recuerda que Dios ha dicho que quiere bendecirte con el gozo de disfrutar exaltación, salud, victoria, prosperidad y su favor. En Deuteronomio 28, vemos la causa de las maldiciones en la vida de las personas.

Las señales seguras de una maldición son; frustraciones continuas por no llegar a las bendiciones que Dios ha prometido; confusiones; chocando contra una barrera invisible que impide progreso; sufriendo personalmente o en la familia un mal repetido que ocurre cada cierto tiempo o de generación en generación. Deuteronomio. 28:14-68.

Señales de Maldición:

• Una vida llena de accidentes. Deuteronomio 28: 28,29
• Una pobreza irrompible. Deuteronomio 28: 17, 29, 47-48
• Fracasos vez tras vez. Deuteronomio 28: 38.
• Historia de suicidios o muertes inesperadas. Josué 6:26, 1 Reyes 16:34
• Humillación. Deuteronomio 28:25-44.
• Fracaso en matrimonio, familia, enfermedades de la mente o emociones.
Deuteronomio 28: 34, 20, 28, 65, 30, 41.
• Una enfermedad repetitiva o hereditaria. Deuteronomio 28: 21, 22, 27, 35, 59, 61.
• Vivir bajo opresión regular.Deuteronomio 28: 33.